viernes, 15 de junio de 2012

Estamos por igual heridos... / Roberto Raschella



Estamos por igual heridos,
en el corazón,
y un absurdo duelo,
un trabajo turbio nos inflama:

pequeñas herejías bajan lejanas
y los juglares más enloquecidos
provocan la lenta metamorfosis de las lenguas, 
los libros sobre cristales vivos y peces lastimados,
los libros de sombras florecidas,
libros deshechos

y los múltiples nombres de la furia
se multiplican buscando sus propias redes.

No te quites la máscara, niño.

Golpea, toca
las paredes amarillas.
Ríos de témpera que estallan,
cartografías medievales,
llaves luminosas de prados
ya lampantes,
los buenos sueños,
las ruidosas trompetas
de las fábricas,
los tréboles de conquista arcaica,
la fragancia de la carne
que se amala
en las cocinas,
la joyante carga
de los últimos campesinos,
el rico príncipe
besando los velos blancos
de la princesa de hielo.

Golpea aquella esclavitud
que a nosotros nos hizo
moradores insanos de las casas paternas
y teníamos dureza,
la estupenda dureza de las comuniones
himnos disipados caían de altos
cielorrasos, negros era la primavera
un amable engaño, cuando errábamos
como pueblos hacia el destierro
(Oh, aquel amigo que se comparaba
a un Garrick vulgar).

Pero no tomes mis gestos:
mi fiebre no es siquiera una respuesta.
Y sólo tengo un llanto
que no debes comprender
-que no quiero que comprendas-.
No tengo respuesta para ti.
No.
Sólo mi raro júbilo por el error
que cometemos juntos,
el inocente error.
Sólo la profunda sábana
que nos cubre hace tiempo,
sólo colores de masacre
exaltados por el ensayo del Hombre.



Roberto Raschella (Buenos Aires, 1930)

En Poemas del Exterminio. Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1988.

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