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miércoles, 1 de agosto de 2012

Desde el tiempo clausurado. II / Graciela Di Bussolo




Desde el tiempo clausurado
nada regresa.

Un vacío de pájaros
anuncia el triunfo del verdugo.

Sin cielo
las ventanas son párpados muertos.

Para sobrevivir
hay que soportar el silencio del refugio.

Resistir
            desde el adentro.



Graciela Di Bussolo (Buenos Aires, 1954)

En Donde nadie se atreve: Territorios. Antología personal. Narvaja Editor. Unquillo, 2008.

Obligada a repetir los rituales / Graciela Di Bussolo




Obligada a repetir los rituales
atravieso las arrugas del día
con los ojos
    las manos
    las palabras.
Una mirada
desde el pedestal
cuida que nada cambie.




Graciela Di Bussolo (Buenos Aires, 1954)

En La noche boca abajo: Territorios. Antología personal. Narvaja Editor. Unquillo, 2008.

La tarde cae roja sobre el río / Graciela Di Bussolo



La tarde cae roja sobre el río
y las campanas suenan a destiempo.

Siento frío en los ojos
un grito bajo los pechos secos
y esta sed de siglos.

Tengo todo el olvido por delante.



Graciela Di Bussolo (Buenos Aires, 1954)

En Dice que vive: Territorios. Antología personal. Narvaja Editor. Unquillo, 2008.

martes, 27 de marzo de 2012

7 - La muerte, lo perecedero... / Julio Requena

La muerte,
lo perecedero,
el camino de lo nunca más...

     Cada uno es un río de cosas,
un río de seres
sobre la balsa de su cuerpo muriéndose.

    Inútil
resistir el designio de la correntada,
no dejar escurrirse el puñado de arena,
desesperadamente defender
los víveres de los sentidos.

       ¿Es la conciencia de nuestra identidad
y la acostumbrada animalidad
de los sentidos
lo que quiere imponerse a la muerte?

      ¿Es el santuario de la boca
llenándose de peticiones,
y la invisible sal del sudor y el dolor
lo que prepara su escape de toda extinción?

      Arde el río en su antorcha de reflejos,
la arena,
la encrucijada de la muerte personal...

      Con paciencia de madre
preparando la comida,
cotidianamente la luz, bajo los árboles,
convoca a los pómulos de las sombras.

      Y nos vamos,
se nos va esta vida sin saber
qué es nuestra muerte,
nuestra cara en el médano del espejo
borrándose día a día.

       ¡Ala de la paloma ímpetu claro
de la altura,
potestad de vencer, por un momento,
la pesadez de la fatalidad!

      Nuestra muerte:
                              la prueba
de la vigilia de Dios
ya que nos ofrendamos, dormidos,
a lo desconocido...

Julio Requena (Río Cuarto, 1931)

En Todo es materia luego todo es espiritu. Alción, Córdoba,1986.

jueves, 16 de febrero de 2012

Irse con elefantes / Leticia Ressia



Voy a morir mañana

hay un elefante en la puerta

será algo obvio

y verdadero

las cosas que no tuve

serán definitivas

y el amor que alcancé

algo que él olvide


Voy a irme

es preciso hacerme pequeña

decir que esa

no soy yo

romper el espejo deforme

con la manzana de Eva

salvarme y morir

que no crea que ha sido por él

no

jamás lo será

me voy con los elefantes

ya no puedo esperar

esta muerte larga.


Todo es lejos

como la vida que tuve

esa sonrisa en la boca

de un muñeco

entonces es prudente

hacerse pequeña en la puerta

y elegir con el cariño enfermo

de quien no tiene más palabras



Leticia Ressia (

En Antología de poetas mujeres de Córdoba. Tinta de negros, Córdoba, 2010.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Ensayo mi muerte / Alexis Comamala

El hombre pierde la vida y otras cosas
Se ensucia con cualquier crecimiento,
no aprenderá nunca a vestirse
y es un inexplicable ensayo de la muerte
Roberto Juarroz


1

Ensayo mi muerte
pero antes otras cosas.

2

Yo no creo en mí
todos saben quién soy yo.
Yo no debo creer en mí,
todos lo saben: soy dios.

3

Retroceder con el control remoto
hasta el momento adánico.
Saber que dios no existe.

4

Y para vernos desde lejos
me hacen falta tus vísceras.

5

La noche boca arriba vomita estrellas.

6

Veo las cosas por venir
le temo a tus carnes, a tus huesos, a tus cenizas,
aquí
frente a tu tumba
escarbo
¡desespero!
te recupero.

7

Forma precaria del espejo
la sombra.

8

Dijo el florentino
-Entrar al cielo
por la puerta del
del infierno-.

9

Del cosmos, de tu lengua, de mis vísceras.
Sueña el viento
con una arquitectura
que supere el sueño.

10

Estoy aislado
y es temprano.
Aun nadie me mira,
se que es mentira,
pero aun nadie me mira.
Sigo allí.
Escupo arena y sangre,
cemento y plumas.
La televisión repitió la imagen todo el tiempo.
Y fue verdad.
Fui por un momento todos ellos y no fui nadie.

11

He acomodado las vocales
brindando un jardín sin sangre.
He de encontrar la palabra justa
crear el mundo.

12

Ave carne
lejana sensación
de sentir al pájaro
como viento hecho carne.

13

Conseguí,
nadie me miró.
Conseguí el espejo,
las sombras que me acorralan.
La muerte.

14

El suicidio impostergable
me acecha desde la ventana.
Me he dado cuenta
de mi muerte
al mirarme al espejo.
En el jardín
donde se renuevan los objetos.

15

La noche incendiada
me trajo sus venas.
Corte sus puños, llegó el día.

16

¿Dónde estás Adán?
¡Guarda con el Sida!
Podés morir, usá preservativos.
La heredad debe ser abolida.
¿Dónde estás Eva?
¡Guarda con el aborto!
Podés morir, usá anticonceptivos.
La heredad debe ser abolida.
Disfruten solos del universo.
Yo despierto en este mundo de píldoras y látex.
"La heredad debe ser abolida"
le digo a mi hermano Abel.
El lo sabe bien y cae muerto.

17

Aquí en mi frasquito.
¡Miren una gota de agua!
solo una gota del diluvio universal.
En ella el mundo
En ella sangre.

18

La muñeca de la niña,
le costó quince años alzarla,
le costó diez años arrullarla.
En el suelo
la muñeca dormía junto a la niña aplastada.
Era de plomo,
le costó la vida contenerla.

19

Tengo una idea macabra:
hamacarme en el olvido.

20

¿Quien sabrá, sí estas palabras moribundas
serán poesía?
Yo aquí ensayo
una suerte de verborragia
que mate tus pensamientos.
La palabra se esconde bajo tu lengua,
sale y se refugia en tus ojos.
Entra lentamente por tus oídos.
Es hora de parir nuevas formas.
Otros mundos.

Alexis Comamala